sábado, 27 de febrero de 2010

Como un paseo por las calles de Madrid, con el cielo a punto de llover, con un poco de frío y a eso de 1:30 de la mañana.
Un paseo en el que no se ve la "meta" desde la salida, una gran cuesta como obstáculo principal, pero un paseo con todo el tiempo que dura una noche por delante.
Con un montón de cosas de las que hablar, con el fin de conocerte un poquito mejor, cada día mejor. Por todos esos detalles, darme cuenta una vez más de por qué eres lo que eres para mí, por qué eres quien eres para mí. Sentir que ese es el mejor lugar en el mundo en ese momento, por el hecho de estar ahí contigo.
Si hubiera que ponerle una aplabra, le pondría: I.N.C.R.E.I.B.L.E.
Saber que quedan muchas noches así, contigo, me hace seguir sonriendo.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Y poco a poco, hace 12 meses te fuiste colando.
Quizás no de la misma manera que hoy, pero hacías que tuviera ganas de llegar a casa para conectarme y saber un poquito más de ti. Porque no sabías ni la mitad de la mitad pero supiste hacerme sonreír cada día, esas sonrisas que necesitaba en esos momentos.
Apuraba hasta el último momento de irme a las clases de por la tarde por leerte decir una última gracia (recuerdo días concretos de aquello).
Como volvió a fastidiarme que mi hermana me echara del ordenador por las noches, porque siempre me echaba en el momento menos indicado, porque me quedaba con ganas de seguir hablando contigo, porque cuando hablaba contigo hasta me olvidaba de la realidad.
La realidad que me acompañaba todo el día y que sólo desaparecía cuando hablábamos, porque daba igual si hablábamos de vacas faralaes, del colegio, de fiestas o partidos donde habíamos coincidido, de pisotones en botas blancas nuevas...
Porque aunque yo era la única ciega, y por aquel momento todo el mundo lo veía claro, te fuiste colando de una manera tan silenciosa que ni yo misma me si cuenta hasta que lo tuve delante de mis ojos (pero eso ya fue después, de eso todavía no hace un año).
Sólo me daba cuenta de que me gustaba hablar contigo, que te buscaba en mi lista de contactos para empezar una de nuestras interminables conversaciones (eso si no me habías saludado tú ya)
poco a poco me fui haciendo dependiente hasta de tu forma de saludarme, porque hasta con tu simple "hola" ya me estabas transmitiendo tu buen rollo, tu alegría.
Una alegría que me sigues transmitiendo 12 meses después y que me transmites (por suerte) de muchísimas formas más.

martes, 23 de febrero de 2010

Creo que a veces las personas necesitamos creer en alguien. Cuando las cosas no van bien, es más, van muy mal y no creemos en nosotros mismos, vemos la solución en otros. Otra persona puede ser la solución, puede enfrentarse al problema por nosotros y hasta puede sacar un clavo...
En ese momento llegamos a creérnoslo, no sé hasta que punto se lo llegan a creer las personas que nos rodean y que nos han visto crecer día a día. Pero esas personas nos parecen tan reales, deseamos con tanta fuerza creernos esa realidad que nosotros mismos nos hemos inventado para intentar salir del paso que deja de sólo parecer para creer que existe de verdad. Proyectamos en ellos lo que siempre hemos querido encontrar de tal forma que hasta parecen rasgos suyos, y por supuesto reales.
Sí tienen fallos (sí por mucho que lo intentemos la realidad supera a ese mundo paralelo), les justificamos porque todo el mundo tiene fallos, sí vuelven a tenerlos buscamos excusas que se caen por su propio peso para no salir de esa realidad nuestra.
El error está en pensar que no podemos superarlo por nosotros mismos. El problema viene cuando nos creemos lo que nosotros mismos nos hemos inventado.

Que conste que no intento justificarme ante cosas que hice o pensé hace más de un año, ni intento hacer más bonito nada, porque el hecho es que pasaron y en su momento las sentí así... Luego con el tiempo me he dado cuenta que seguramente exageré mucho todo, que necesitaba creer en alguien y así lo hice, con una persona que pasaba por allí en el momento adecuado (o inadecuado, según se mire).
Para mí esta es la respuesta a la pregunta: Te pillaste? No, simplemente necesitaba creer en alguien y él pasaba por allí aquel día...
Pero el tiempo me ha hecho creer en alguien que de verdad si existe.

lunes, 22 de febrero de 2010

Como hoy, pero hace un año

La medición del paso del tiempo es muy relativa, parecía que este momento, esta situación, no iba a llegar nunca; y sin embargo, ahora, que ya hace un año desde entonces parece mentira que haya pasado "tanto" tiempo.
He vuelto muchas veces a esa noche, a los momentos previos y a lo que fue pasando después. Como iba quejándome de los tacones segundos antes de que nos adelantaraís, como ignorastéis el comentario de: "Se saluda, que para algo íbamos al mismo colegio"... Como toda vuestra prisa no os sirvió de nada porque termiamos yendo en el mismo metro, en el mismo vagón.. En cómo solté aquel: "Seguimos a Javi, que es el que entiende" jaja, si te conociera lo que te conozco hoy supongo que la frase hubiera sido más bien "NO le seguimos, porque menuda orientación" jaja... Como siempre he sabido tu nombre sin que realmente nos hubieran presentado.
Todo eso también me lleva a pensar en qué hubiera pasado si os hubiéramos esperado en el metro, si hoy estaría escribiendo esto si hubiera sido así.
Una noche que si quitamos esos momentos, seguramente hubiera pasado por una noche más, una noche divertida, sí, pero como cualquier otro día de esos que salíamos con ganas de fiesta. Y el más mínimo detalle hubiera cambiado esa historia (para bien o para mal, pues nunca lo sabremos) que hubieráis llegado a coger el metro de antes, que nosotros nos hubiésemos metido en cualquier otro vagón, no sé, miles de casualidades que podrían pasar; como pasan otras veces, pero que esa noche no quisieron formar parte de aquello.
Lo que si que sé es que todo eso forma parte del principio, del día que de verdad se cruzaron nuestros caminos, y es el principio de una historia que es NUESTRA historia y que hoy, un año después sigue adelante, en contra de lo que hubiera pensado cualquiera por aquel entonces.

miércoles, 10 de febrero de 2010

un pedacito...

Yo decidí quedarme, pero tú has decidido no dejarme.
Surgió el quererte así, decidiste demostrármelo cada día.
Eres una parte de mí, tú quisiste que fuéramos solo UNO.
Ocupas mi día a día, porque TÚ eres ese día a día.
Me enseñas lo que vale cada momento, pero que el momento en sí es lo de menos.
Tampoco importa que día diga el calendario que es, ni siquiera la hora en el reloj.
Ahora siento como mías un montón de cosas que hasta ahora formaban parte sólo de tu vida.
Es como si vida tuviera una prolongación, una prolongación que empieza en la tuya.
Antes 10 meses parecían inalcanzables, ahora veo que 10 meses pueden ser sólo un comienzo.
Los días desde ahora son un día MÁS (contigo), y un día MENOS (que queda para verte de nuevo).
Los enfados sólo duran lo que puedo estar sin darte un beso o un abrazo (por lo que no duran apenas).
De hecho siempre puede más el estar de nuevo pegada a tí, que la importancia que pudiera tener ese enfado.
Estúpido e iNdiota* han perdido su sentido como insulto.
Una principal de un beso ya no me parece tan de niñatos.
Todo lugar me parece más bonito y mejor si tú estas en él.
Los días de lluvia no son peores días, porque no hay malos días.


(Es sólo una pequeña parte de algo que podría estar escribiendo durante horas y horas y más horas.)

martes, 9 de febrero de 2010

Casi-10

Porque y sabes me encantan esas cosas, que no importa si es muy tonto, soy así...




Porque una noche tan aparentemente normal, como la de hoy, cambió el resto de noches; y hasta el resto de días.. Y esque por cambiar cambió hasta el resto de instantes que iban viniendo después... Tan aparentemente normal como la de hoy, pero la noche d hoy, hace diez meses fue de todo menos normal. Ahí está la magia, totalmente inesperado pero muy real.
Gracias! T.e.q.u.i.e.r.o.m.u.c.h.í.s.i.m.o.