viernes, 6 de agosto de 2010

Hace hoy una semana, fue para mi abuelo el primer día del resto de su vida, de su "nueva" vida. En parte, también para el resto de personas que te conocimos y te disfrutamos, hoy, a eso de las 11:30 ha hecho una semana que descansaste.
Desde hacía tiempo repetías que querías irte con tus padre y tus hermanos, desde hace una semana estás con ellos, y tu cuerpo también.
Volver a ver aquella tumba, recorrer de nuevo ese camino, pero esta vez no para ver dónde estaba el tío, sino para despedirte a ti. Cada pala de arena que echaban por encima te alejaba un poquito más de nosotros, nos alejaban de volver a verte.
Sí no puedo evitar no ver la imagen de la última vez que te vi, cada vez que me voy a dormir, tampoco puedo sacar de mi cabeza esa matrícula: "3577 FKV", el último coche en el que viajaste, el coche que llevamos delante durante el viaje más largo de mi vida (esa es la impresión que tuve, aunque por otro lado no quería que terminase), el viaje antes de despedirte para siempre.
No es lo mismo sin ti.
Estoy viviendo demasiadas cosas nuevas a las que se me hace dificilísimo acostumbrarme: las comidas de domingo sin ti, ir a tu casa, llamar al abuelo y no a los abueloS... Todo.
Nada más abrir la puerta de tu casa se nota que no estás, faltas tú revoloteando sacandonos de todo de la nevera.
Tu sillón está vacío, y esque nadie podría llenar el espacio que has dejado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

silbiditos!