Días en los que da exactamente igual el nombre que se le quiera poner a las cosas, a las situaciones. Porque qué más da que lleve un nombre más bonito, uno más feo, incluso que ni siquiera tenga nombre...
Cuando hay situaciones con nombre que no implican tantas cosas bonitas como este sin-etiqueta. Cuando todo va tan bien cuando estamos juntos; que hasta cualquiera que nos viera pensaría que todo esto tiene un nombre serio y comprometido...
Pues están siendo de estos días. Días en los que importa más lo que hay por dentro, que el nombre que se le quiera poner por fuera.
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silbiditos!