domingo, 21 de noviembre de 2010

Alguien, hace algún tiempo, me dijo que no podía hacer que mi felicidad dependiera de otra persona. Pero es de esas cosas que no aprendería nunca... Es más, hace poco he escuchado, más bien oído (no quería escucharlo); "no puedes hacer que tu felicidad dependa sólo de mi". A si que lo debo estar haciendo. Pero lo que me resulta complicadísimo es NO hacerlo, y no sé hasta qué punto es algo que yo decido; es inevitable sentir lo que Él me transmite cuando estamos juntos, no fuerzo sonreír más con él que con el resto de la gente, pero es que ÉL parece saber que botón tocar para que me salga una sonrisa permanente y automática; y tiene el mismo resultado cuando sonríe él; creo que he llegado hasta aquí para verle sonreír... Cuando sé que le voy a ver canto más y más alto; cuando escucho su voz también experimento esa alegría.
No puedo evitar que aparezca en mis mejores recuerdos, y que forme parte y sea mi días más felices. Es inevitable imaginarme un mañana a su lado. Y si no está, falta algo, no sólo lo noto yo, también lo nota el ambiente.
No quiero decir que no pueda pasar un día sin verle, sólo digo que si depende de mi, prefiero tenerle justo a mi lado.

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silbiditos!