domingo, 21 de noviembre de 2010

En menos de 1OO

Esta mañana he vuelto a encontrarme la taza del vater levantada. Los calzoncillos tirados en el suelo, la cama totalmente desordenda y la taza de su desayuno sin fregar... ¡Es tan sumamente insoportable! Debería decirle que no me gusta que sea así; pero cuando me dispongo a ordenar todo el desastre, voy recordando que fue cosa de los dos el deshacer más de la cuenta la cama, que le he suplicado que se quedara cinco minutos más entre las sábanas cuando le ha sonado el despertador y si no quería llegar tarde a trabajar tenía que dejar todo por medio. ¡Es tan sumamente perfecto! Y no puedo evitar sonreír.

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silbiditos!